Alimentación Conciente. Aprende a disfrutar saludablemente de la comida.
Te has preguntado alguna vez sobre tus conductas alimenticias: si deseas realmente lo que comes; qué obtienes al comer ese alimento, registras cómo te sientes después? Comer con conciencia es la clave para responderte.

La mayoría de las veces se come de forma automática, inconciente. Esto se debe porque en muchos casos se come por aburrimiento, insatisfacción, soledad, ansiedad; se come mucho o no se come nada; metemos un alimento a la boca sin saber qué ni cómo, sin masticar. A veces también se sostienen ciertos patrones familiares o sociales en torno a la comida, sin darnos cuenta de esto, por ejemplo comemos hasta el último bocado aunque estemos saciados mucho antes, solo porque en casa nos repetían de chicos que "se deja el plato limpio" o porque "hay tanta gente que no tiene para comer…".
En todas estas situaciones, no se nutre el cuerpo sino que se ocultan esas emociones y como consecuencia podemos acarrear problemas de peso (en sobrepeso o por debajo del peso saludable) y una mala relación en general con nuestro cuerpo.
Tener una buena gestión del peso corporal, implica que las calorías que ingerimos no superen las calorías que consumimos, es decir que lo que comemos no esté por encima de lo que gastamos. Esto no es tan simple como parece, pues gastamos energía para mantener las funciones básicas de nuestro organismo como el respirar o la síntesis de hormonas o la digestión, también el ejercicio físico. El desequilibrio en esta ecuación de las calorías ingeridas y las consumidas, se halla en:
- trabajo o hábitos sedentarios
- ingesta en exceso de alimentos hipercalóricos
- poca atención a los alimentos que ingerimos
- hábitos erróneos adquiridos durante la infancia (el metabolismo, los gustos y la elección de alimentos empiezan a estructurarse en el cerebro en periodo intrauterino)
- Compras distraídas, sin estar presente en el momento.
Para compensar este desequilibrio, hay personas que se refugian -ciegamente- en dietas hipocalóricas reduciendo la tasa metabólica. Esto termina siendo contraproducente porque en 12 o 24 meses es muy probable que se vuelve al peso anterior o superior. En los peores casos trae aparejado trastornos alimentarios y esto no es poco común. En estos casos, que se empeña la persona en ganar la batalla contra las calorías, a lo que llega es a vivir cada comida como un éxito o fracaso y en este último, dando lugar a emociones de frustración, debilidad, pérdida de control, culpa, menosprecio, lo que lleva a quererse cada vez menos y se busca consuelo en la comida. Si! se cae en un círculo vicioso que no lleva a buen puerto.
Para generar cambios sustanciales en la conducta alimentaria es necesario registrar, reacomodar aspectos cognitivos y emocionales para con los alimentos y el acto de comer en sí. Tomar conciencia de la alimentación, ayuda a romper con ese ciclo perverso de la alimentación. Cuando se come con conciencia, focalizando la atención plena en el propio hecho de comer, en los alimentos y todas sus características se mantiene una buena relación con el cuerpo, registrando las necesidades de cada momento y así diferenciar cuando se está saciado y cuando aun el cuerpo necesita realmente ingerir más comida. Estando conciente de los alimentos, se saborea lo que se ingiere, no se devora, sino que se disfruta de los sabores, aromas y esto nutre no sólo el cuerpo físico sino también las emociones. La saciedad se potencia.
Como todo nuevo hábito, al principio será un ejercicio muy conciente que se debe hacer en cada bocado. Con la práctica disciplinada, esto se volverá parte de uno, parte del comer en sí mismo.
Muchas veces el momento de comer pasa a un segundo plano, "estoy muy ocupada para sentarme a comer…" y en otros tantos, "mientras termino de hacer tal o cual cosa, picoteo algo". Es importante brindar el tiempo adecuado para comer, cerrar el ordenador o dejar el móvil a un lado para poder saborear la comida, disfrutar del placer de comer. Prestar atención, con intención, a la forma en que nos alimentamos, sin juzgarnos y siendo concientes de las emociones y sensaciones físicas que surgen al comer. Reconocer los pensamientos y emociones innecesarios, limitantes o que no son propios con respecto a la alimentación para dejarlos ir. Es importante también, comprender tanto los procesos internos como los acontecimientos externos que condicionan la relación con la comida.
En este punto es importante establecer el vinculo entre la alimentación y las emociones. Muchas veces aparecen emociones al momento de comer o porque aparecen ciertas emociones, se come. Es clara y bidireccional la relación entre emociones y alimentación. Es importante registrar si al momento de comer aparecen emociones de tristeza, ansiedad, angustia, ira, frustración y tratar de identificar si algún alimento en particular las ocasiona. O si dependiendo de la emoción que se siente, se prefiere taparla con un alimento o con otro. Si en determinadas situaciones que pueden resultar complejas o desagradables se decide comer y la manera en que se hace: en calma o desaforadamente. Por lo general, aquellos alimentos que se comen ligeramente y sin atención son los que generan cierto malestar o excesos en el cuerpo. La sensación de saciedad, de placer también se vincula con el hambre emocional porque no es lo mismo devorar un bocata que comerlo hasta estar saciada disfrutando del placer de sentirse satisfecha. ¿Hasta cuándo comer? hasta que se vacía el plato y el cuerpo explota? o hasta que el cuerpo comienza a sonreír de placer y siente energía para seguir? Comer con conciencia es la clave para acercarte a estas preguntas.
Si has sentido que te identificas con algunas de estas líneas, es probable que este lista para comenzar a generar los cambios que necesitas para disfrutar de tu alimentación y cuidar tu cuerpo!
Bibliografía
- Bays, Jan Chozen (2017). Mindful Eating: A Guide to Rediscovering a Healthy and Joyful Relationship with Food.
- Kristeller, Jean L., & Wolever, Ruth Q. (2011). Mindfulness-Based Eating Awareness Training (MB-EAT) for Binge Eating: A Randomized Clinical Trial. Mindfulness, 2(3), 137-144.