Regresiones: ¿Qué son y cómo hacerlas para obtener todos sus beneficios?
¿Qué es una terapia regresiva? ¿Cuáles son sus principales beneficios? Descubre todas las ventajas de una terapia regresiva y cómo usarla para mejorar todos los aspectos de tu vida.
No todas las personas pueden someterse a regresiones; solo aquellas que necesiten este método de alejamiento de la realidad para superar un trauma y que no padezca ningún problema que suponga una disociación del mundo real.
Aunque no lo creamos, y sin ser conscientes de ello, recurrimos a ella en muchos momentos de nuestra vida; por ejemplo, cuando experimentamos mucho estrés o nos enfrentamos a cambios que nos afectan de manera importante, pues es un mecanismo que tiene el cerebro para afrontar los problemas. Ello explica por qué ante determinados hechos, nuestra mente decida retroceder en el tiempo y nos lleve a un momento que nos provoca alegría o nos transmite paz: el viaje que hicimos en verano, una tarde con los amigos, etc. En ocasiones, la regresión es mayor en el tiempo, lo cual explica que episodios como la muerte de un familiar provoque que un niño moje la cama de nuevo o revivir momentos de la adolescencia que nos pilla muy lejos.
¿Qué es una regresión?
La regresión es un método ligado al psicoanálisis, pues Sigmund Freud fue el primero que lo definió. Para el neurólogo austríaco, la regresión era un mecanismo de defensa que todos tenemos y que supone retrotraernos en el tiempo a un momento anterior cuando nuestro cerebro no es capaz de asimilar determinados sucesos, pensamientos o impulsos. Se trata, por tanto, de un procedimiento natural que todos tenemos y que suele ser transitorio, hasta que seamos capaces de adaptarnos a las nuevas circunstancias o aceptarlas; aunque en ocasiones se habla de regresiones prolongadas o crónicas.
De este modo, y aunque hay profesionales que la vinculan a estadios como la neurosis, los expertos en salud emocional afirman que tiene resultados muy positivos y beneficiosos para aceptar determinadas situaciones que nos producen malestar o dolor. Incluso hay investigadores que apuntan que fomenta procesos creativos. Es, al menos, lo que señala Michael Balint, que distingue dos tipos: una positiva, que es la que vemos como respuesta de adaptación en un niño ante determinados cambios, como la llegada de un hermanito (lo que explica por qué moja de nuevo la cama, usa otra vez el chupete o se tira al suelo para llamar la atención de los padres), y otra negativa y crónica que puede acabar en un problema psicológico mayor y que está detrás de casos de neurosis.
Desde el punto de vista terapéutico, la regresión ayuda a comprender y asimilar hechos que han podido provocar estrés postraumático o ansiedad y depresión. Por tanto, además de la regresión natural que la mente utiliza como modo de aceptación, existe un procedimiento terapéutico que, empleado con profesionalidad, hace uso de esa vuelta al pasado para comprender y superar hechos y trastornos del presente.
Beneficios de hacer regresiones
La regresión se puede inducir para superar sucesos traumáticos mediante la relajación profunda o la hipnosis. Gracias a ello, el psicólogo puede descubrir el origen de determinado trastorno para poder ofrecer una respuesta terapéutica adecuada. Así pues, es un método al que se recurre en casos de traumas y estrés postraumático.
También se emplea para tratar casos de ansiedad, fobias y ataques de pánico, para que el paciente experimente una situación problemática y compruebe que no ocurre nada, que es capaz de relativizar el riesgo y sepa controlar las emociones negativas que ese hecho le despierta. ¿Qué beneficios tiene la terapia regresiva?
- Al revivir un suceso traumático, el paciente puede asimilarlo e incorporarlo con naturalidad a su pasado, reduciendo el daño que le provoca.
- Contribuye a mejorar la inteligencia emocional e incrementa el autoconocimiento.
- Aumenta la autoestima.
- Ayuda a superar miedos irracionales, pues durante la regresión psicoanálisis el paciente se somete a situaciones que le provocan fobia y calibra los peligros reales.
- Aporta seguridad y confianza en sí mismo.
- Reduce el estrés, la ansiedad y los ataques de pánico, así como los síntomas asociados a estos trastornos emocionales (dolor de estómago, náuseas, vómitos, escalofríos, etc.).
- Libera tensiones.
¿Cómo hacer una regresión?
Sabes cómo hacer una regresión es determinante para que el tratamiento no suponga un riesgo emocional para el paciente, pues si el terapeuta no es experto en hipnosis, la regresión puede aumentar sus miedos, despertar otro tipo de respuestas igual de perjudiciales o incrementar su trastorno y que la enfermedad mental se alargue en el tiempo.
1. Relajación
Para conseguir la sugestión y que el alcance un estado de consciencia controlada por el profesional, es necesario que este contribuya a crear un ambiente que facilite su relajación. Acto seguido, lo guiará para que se concentre en su respiración y experimente cómo su cuerpo se va relajando, liberando tensiones.
Si el terapeuta considera que el paciente está receptivo y con la relajación profunda puede bastar, comenzará a guiar al paciente para que reviva de manera controlada aquello que le causa dolor o malestar emocional. Cuando ello no es posible, se recurrirá a la hipnosis, que puede considerarse un segundo paso en la terapia de regresión.
2. Sugestión
Lo primero que hará el terapeuta será hablarle con un tono claro y pausado para favorecer ese ambiente relajado que contribuye a la hipnosis. Con ese tono de voz, le irá pidiendo que relaje poco a poco algunas partes de su cuerpo, como las rodillas, el cuello, la espalda… Cuando lo estime oportuno, comenzará una cuenta atrás del 10 al cero.
En el instante en el que llegue al cero, el terapeuta le dirá al paciente que siente el cuerpo pesado, que le pesan las piernas, los brazos. El sujeto notará esas sensaciones. El psicólogo seguirá hablando para que el paciente vaya dejando atrás el problema, con frases como «Estás bien», «No tienes miedo», «No es real», «No te hará nada», etc.
3. Recuperación de la conciencia
Cuando el terapeuta determine, contará del 0 al 10. Entonces cuando llegue al 10, el sujeto abandonará el estado de trance poco a poco. Primero irá recuperando la conciencia y después comenzará a notar su cuerpo, los músculos… hasta que acabe por abrir los ojos.
Si el terapeuta ha actuado con rigor y profesionalidad, la sugestión habrá conseguido que el paciente deje atrás ese miedo que lo limitaba o que le provoca dolor y pueda olvidarlo.