¿Qué significa namasté? Descubre la espiritualidad detrás de este saludo del yoga

Namasté es una de las palabras que podrás escuchar cuando termines una clase o sesión de yoga. Esta palabra proviene del sánscrito y se usa como una manera de ver y honrar la realidad de los demás. Pero, ¿por qué se usa y cuál es su significado?

¿Qué significa namasté?

Namasté no solo es una palabra que se usa en el yoga, de hecho, suele estar muy presente en muchas prácticas espirituales. El significado de esta palabra en sánscrito se traduce literalmente como ‘Me inclino ante ti’. Además, es un saludo muy tradicional de la India.

Normalmente, este saludo se acompañacon un mudra, es decir, con una posición de las manos y que, según la tradición espiritual relacionada con el yoga, es sinónimo de su significado. Este mudra se realiza juntando las palmas de las manos mientras se inclina la cabeza en señal de respeto mutuo.

¿Cómo realizar el saludo del namasté?

Los practicantes del yoga, también conocidos como yogis, han adoptado la costumbre de cerrar sus clases a través de la reverencia de namasté. Esto implica una manera en la que el maestro y los alumnos se agradecen mutuamente por el tiempo pasado y cierran la práctica del yoga.

Para realizar este saludo, debes juntar las palmas de tus manos haciendo que todos los dedos se toquen entre sí. Además, los pulgares deben ir unidos frente al espacio del corazón o la frente. Aun así, es muy común que en una clase de yoga sea el profesor quien haga primero el saludo y luego los alumnos lo repitan.

¿Qué otros significados tiene namasté?

La traducción más conocida de namasté es ‘La luz divina en mí se inclina ante la luz divina dentro de ti’. A pesar de ello, este saludo también puede tener los siguientes significados:

• Honro el lugar en ti donde habita el universo entero.
• Me inclino ante aquello que hay en ti que es amor, luz y alegría.
• Cuando tú y yo nos inclinamos ante nuestra verdadera naturaleza, somos uno.
• Mi alma reconoce tu alma.
• Somos lo mismo, somos uno.
• Honro el lugar en ti que es el mismo que está en mí.

¿Qué puede enseñarnos el namasté?

Según la filosofía relacionada con el yoga, namasté representa la idea de que todos somos uno o lo mismo. Es decir, se afirma que debajo de la superficie, que parece diferente de los demás, todos estamos hechos de la misma materia.

Por lo tanto, la filosofía tántrica apunta a que todo lo que existe es una conciencia divina que anhela experimentarse a sí misma en diferentes formas. Aunque nosotros formemos parte de ella, la naturaleza del humano hace que nos haga olvidar esta verdad, es decir, que somos parte de esta divinidad. Además, esta filosofía también nos dice que cuando nos olvidamos, sufrimos. Por lo que practicar la espiritualidad acaba haciendo que recordemos quiénes somos y hace que nos sintamos mejor con nosotros/as mismos/as.

De este modo, cuando estamos diciendo namasté a los demás, lo que hacemos es afirmar lo que realmente somos. Es decir, nos hemos identificado como parte de esta conciencia divina y también reconocemos esta identidad en el otro/a.

Debemos tener en cuenta que el sánscrito se trata de un idioma con significado muy espiritual, y de hecho, sus palabras tienden a representar conceptos muy abstractos que no tienen equivalentes en otros idiomas. De hecho, muchas de las palabras del sánscrito tienen a tener un significado propio de su filosofía, enseñando su ‘realidad’ y el camino a seguir.

¿Qué debes tener en cuenta al decir namasté?

Es importante como estás y te sientes cuando pronuncias la palabra namasté. De hecho, debes decir este saludo de manera positiva, ya que se trata de intentar potenciar la conexión de los demás y contigo mismo/a.

Namasté debe decirse sin un contacto físico hacia los demás, porque según la tradición espiritual que hay detrás, esto crea una aura más positiva entre ambas partes. En cambio, si se hace contacto con el otro/a, aumentan las posibilidades de que esta acabe siendo negativa.

Por otro lado, debes recordar que namasté es un agradecimiento al mundo creado y que nos rodea. Lo que implica que debes honrar lo divino tanto de ti como de los demás.